Desde fechas muy recientes, concretamente desde el año 1997, la Cofradía cuenta con dos imágenes, la original que se encuentra expuesta en el Museo Parroquial de Aguilar y la copia, de una fidelidad asombrosa hasta el punto que ni los mejores conocedores de la talla son capaces de diferenciarlas, que es la que se encuentra en la ermita expuesta al culto y veneración de los devotos.
La talla original, que los expertos que la han examinado convienen en datarla entre los siglos XII y XIII, es una obra del románico tardío, sería más propio catalogarla como protogótica, como puede apreciarse por el rostro amable tanto de la Virgen como del Niño, en contraposición con el hieratismo propio de las imágenes románicas.
Está realizada en madera de nogal y representa una Virgen sedente, con el Niño sentado sobre su pierna izquierda, ambos dando cara al público. La Virgen sujeta al Niño con su brazo izquierdo y en la mano derecha sostiene una flor. El Niño en actitud bendicente y sosteniendo con su mano izquierda un libro, que representa los Evangelios.
La talla conserva en muy buen estado las carnaciones y los estofados y dorados originales de las vestiduras, lo que demuestra que fueron realizados con gran esmero y utilizando productos de calidad.
A lo largo de los años la imagen ha sufrido numerosas intervenciones y restauraciones, no todas ellas hechas por manos expertas y en algunos casos verdaderamente desafortunadas, como la que llevó a cabo la mujer del ermitaño en el año 1909. La buena mujer estimó que la imagen estaba un poco sucia y, sin duda con la mejor intención, la dio un «fregado» de cierta contundencia.
Virgen de Llano
De la primera intervención que tenemos noticia data de mediados del siglo XVII, concretamente del año 1643. En esta ocasión se procedió a serrar la toca de la Virgen para poderla adaptar una corona de plata, que se sufragó por suscripción popular (recientemente se ha procedido también a hacer una réplica de las coronas y las originales, la de la Virgen y el Niño, se encuentran también en el Museo Parroquial).
A lo largo del siglo pasado la imagen ha sido sometida a tres operaciones de restauración, además de la propinada por los amorosos cariños de la ermitaña que ya hemos comentado.
En el año 1963 se hizo una restauración, aparentemente no muy afortunada, por el Instituto de Restauraciones de Madrid. En el año 1989 por iniciativa de la Dirección General de Bellas Artes y parece ser que para corregir los errores de la intervención anterior, se encargó al prestigioso taller madrileño de los Cruz Solís una restauración para devolver a la imagen su aspecto original. La talla estuvo ausente de la ermita durante 2 meses y el trabajo costó 300.000 pesetas (1.800 euros, en moneda de hoy) que fueron pagados por suscripción popular.
Año 1997 Proceso copiado imagen
En el año 1977 la Cofradía, preocupada porque la imagen pudiera ser objeto de robo, como de hecho ya se había producido un intento por estar la imagen en una ermita situada en el pinar, fuera del casco urbano de Aguilar, decidió encargar una réplica de la misma. A tal fin se sacó a concurso y se recibieron cinco ofertas, después de estudiar las mismas se decidió encargar el trabajo al taller madrileño de los Hermanos Tudanca y hoy podemos decir que fue una decisión muy acertada de la que nos sentimos muy contentos, pues los Hermanos Tudanca, Emilio y Javier, magníficos artistas y fenomenales personas, de raíces burgalesas, hicieron un excelente trabajo y hoy la Cofradía se ha visto beneficiada no sólo con tener una réplica de indudable calidad, que no defrauda a los numerosos devotos de la Virgen y que nos permite proteger mejor nuestro patrimonio artístico, al poder preservar en mejores condiciones y con mayor seguridad la imagen original, si no que también hemos ganado unos buenos amigos.
Para hacer la réplica hubo que llevar la imagen original al taller citado y se aprovechó para hacerla una restauración, muy somera en este caso, y así ha sido depositada en el Museo Parroquial de Aguilar.